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QUIÉNES SOMOS?

Los Fundadores
Nuestros objetivos

Somos un grupo de familias que nos hemos encontrado con el hecho de que nuestros hijos, al iniciar la etapa adolescente, han sufrido trastornos de conducta de alta complejidad y, a menudo, han iniciado hábitos tóxicos con mucha virulencia, hasta el punto de ser imposible la convivencia y el normal desarrollo en casa, en la escuela y la sociedad.

La mayoría hemos pasado por un auténtico calvario y una sucesión interminable de especialistas de diferentes ámbitos (psicólogos, pedagogos, psiquiatras, neurólogos, trabajadores sociales ....), sin que nos hayan podido ofrecer el abordaje que nuestros hijos necesitaban para poder superar sus dificultades y seguir adelante con sus estudios y su vida.

En estas circunstancias hemos llegado al internamiento terapéutico a Font Fregona, donde hemos encontrado unos profesionales de gran valía humana y profesional que "han salvado a nuestros hijos y nuestras familias".

Ahora sabemos que hay un camino, que no es sencillo, pero existe y nos ha funcionado, y por eso queremos compartir con otro familias que estén pasando por lo mismo, para que no se encuentren solos y desorientados como nos encontramos nosotros en el su día. Asimismo nos acompañamos en el camino.

  • Apoyar el centro Font Fregona y el trabajo con los internos.

  • Apoyar el proceso de reinserción tras el alta terapéutica.

  • Apoyar a las familias.

  • Investigar, estudiar, facilitar nuevas herramientas dentro de nuestras posibilidades.

  • Dar a conocer la problemática de los trastornos de conducta y las drogodependencias a nivel social

  • Poner de manifiesto, ante la Administración, las carencias de recursos del sistema para atender adecuadamente esta problemática, sobre todo en el período adolescente, con el fin de que se abran más centros con la metodología de Font Fregona que ha demostrado buenos resultados

  • Intentar que la Seguridad Social asuma el 100% del internamiento.

  • Velar por la imagen social de Font Fregona.

Testimonios de padres
Testimonios de jovenes
Adolf 

 

Pienso que los trastornos de conducta son unos grandes desconocidos.

Cuando hablábamos con psicólogos, Servicios Sociales, médicos, maestros ... nadie se hacía una idea real del alcance del problema ni te daba posibles soluciones fuera del diálogo, la paciencia, la comprensión, el pacto ...

Las personas que en teoría te habrían de asesorar no lo hacen seguramente por desconocimiento.

Los conocidos y muchos amigos, piensan que exageras y que seguramente se puede solucionar con mano izquierda.

Los más íntimos y la familia más cercana, te apoyan por la confianza que tienen en ti y no porque han vivido de primera mano algún episodio de violencia entre la familia y la hija.

Estoy seguro de que estos trastornos son cada vez más frecuentes, aunque minoritarios, pero lo que falla es el desconocimiento de la problemática y esto se traduce en una falta de ayuda, de acompañamiento y de posibles soluciones, que te hace sentir solo y desesperado


En un caso como el nuestro y del resto de los internos, es imposible solucionarlo en casa, pues la familia somos parte implicada y que necesitamos también un proceso que nos ayude.

Sólo gente de fuera de casa puede completar con éxito una terapia como ésta.

Todo nosotros, la madre, su hermana y yo mismo, estamos convencidos de que no se hubiera salido de ningún otro modo, que la que vivimos todos juntos, pues este es un proceso no sólo por el interno sino por todos nosotros, nos ha solucionado el problema y nos ha cambiado la vida.

Yo mismo, he cambiado algunas de mis actitudes ante la vida, he aprendido a relativizar los problemas y dar importancia a lo que realmente lo tiene.

Ojalá no hubiéramos tener que sufrir esta situación, pero esto nos ha vuelto mejores personas y hemos descubierto que tenemos una familia fantástico.

Paula 


Si mi historia tuviera un título sería: La búsqueda de la libertad.

Mi problema era entender mal lo que es la libertad. En aquella época la libertad para mí consistía en hacer lo que yo quisiera sin tener en cuenta los otros y sin pensar cómo le afectaba mi familia.

Quería encajar en mi grupo de amigos como fuera y además yo había escogido unos amigos que estaban metidos en bandas, robos y una serie de problemas. Pero el problema no fueron las compañías si no yo al elegirlas y dejarme llevar por estas y además querer estar a su nivel y más (en aquella época era muy competitiva). Mis padres no sabían que hacer para ayudarme y siempre sufrían porque nunca estaba en casa.


Empecé a cambiar cuando vi que el proceso me hacía mucho bien a mí y a mi familia, ya no era algo negativo para mí, me había ayudado y me ayudaba. Eran mi segunda familia.
 
He aprendido que la libertad que tanto añoraba no me la daría el hecho de hacer lo que yo quisiera sino mi interior. Que la libertad es un estado interior, cuando uno está bien y en paz consigo mismo, con la vida y con el todo y actúa siguiendo su corazón.

 

Cuando uno es responsable con los suyos, el equilibrio entre derechos y deberes, el amor ... sobre todo sentirse bien con lo que nos toca, esto nos aleja del egoísmo, de necesitar y por lo tanto dejamos de crear dolor a nosotros y a los demás y cuando no hay dolor, el amor personal y hacia los demás aparece, eso es libertad.

Carme 

 

En nuestra sociedad fallan muchas cosas en este aspecto, en primer lugar, los trastornos mentales no son fáciles de detectar y además, si llevan a comportamientos "políticamente incorrectos", a menudo, demasiado a menudo, se tiende a mirar hacia otro lado.

Creo que lo que vertió mi hijo a la situación en la que estaba fue su elevada sensibilidad, inteligencia y, sobre todo, el miedo y el consumo de drogas, aunque no llegó a ser demasiado copiosa pero sí que le hizo mucho daño.

Nosotros nos encontramos médicos diversos: "no pasa nada si se pone la música demasiado alta o practica el boxeo ...", un neurólogo, "los neurólogos no entendemos de neuroconnectors ...", otra neuróloga, "Sois unos padres demasiado permisivos ... ", un neurólogo y un psicólogo, *no sé para qué tenemos hijos ... "

Y no hablamos de la hipocresía ante el cultivo y consumo de drogas, sobre todo de marihuana, que se dice mucho de sus beneficios para tratar el dolor pero se habla muy poco de lo perjudicial que puede llegar a ser si la consumen menores de edad cuando su sistema nervioso todavía se está formando. Nuestro hijo tenía amigos cuyas familias vivían de cultivar marihuana.

He aprendido muchísimo, a valorar lo que realmente es importante, a que no me he de rendir nunca ante cualquier dificultad, a amar sin condiciones y, al mismo tiempo, con firmeza.

Hemos aprendido a querernos más y mejor como familia, hemos madurado muchísimo como personas y también hemos aprendido que cualquier persona tiene cosas que enseñarnos.

Es una oportunidad impresionante! Además, o creces o te hundes, así que no queda otra y hay que mirarla de manera positiva y con coraje, nada de victimismo!

Quim

 

Mi hijo comenzó explorando conductas tóxicas, engaños por internet, hacerse pasar por otro, al principio por curiosidad, eso le creó conflictos con compañeros y compañeras que no sabía ni podía resolver adecuadamente, no escuchaba lo que le decíamos ni familia ni escuela, exceso de introversión, abandono de estudios, consumo de marihuana, grafitear por la calle, búsqueda de situaciones de riesgo, asociarse con personas mayores y tóxicas, llevar una doble vida, no coincidir lo que decía con el que pensaba, nos llegó a chillar en muchas ocasiones e incluso una agresión personal, mala gestión de sus emociones, autolesiones y deseo de suicidio.

una enfermedad psicosocial, un cambio que se da durante el período adolescente que determina un trastorno de la conducta. Es un fenómeno muy complejo que parece que se da en determinados perfiles de chavales inteligentes y sensibles. Difícil de parar en el contexto social actual.

Parece que la única opción es llegar a tocar fondo para darse cuenta o morir (hay muchos casos que evolucionan a muerte). Sinceramente sin ingresar a FF no creo que lo hubiera conseguido, hacía falta que le pasara algo grande y proporcional a su situación para cambiar la deriva vital tan distorsionada. Ingresar a FF fue el resultado. Finalmente, aunque con la boca pequeña, él mismo pedía ayuda.

El proceso ha supuesto un crecimiento para todos los que hemos estado cerca, básicamente los padres y hermanos. Es un ejercicio de humildad, de reconocimiento que los padres no somos omnipotentes y que la naturaleza humana es muy complicada.

Hay mucha resistencia en torno a esto. Siempre se piensa que tu hijo no está tan mal, que se puede reconducir. Supongo que por eso los ingresos se hacen cuando tocan fondo, pero es muy peligroso llegar a este extremo. En etapas intermedias es muy difícil de decir. Lo que aconsejaría a otros padres es que se divulgara el problema, estar muy atentos y desconfiar más que creer que se arreglará solo con el tiempo ..

Marta

 

Yo tenía problemas de conducta. No sabía estar sola y me iba con quien creía que me acogía y realmente no era así. Pasé de ser víctima de bullying a hacer bullying. Como no quería ir a clase o en entrenar, empecé a buscar personas que creía que me acogían. No iba a la escuela, estaba todo el día en la calle. Peleas, problemas. Yo probé la marihuana un par de veces pero como no me sentaba bien no seguí pero mis amigos sí y para sentirte guay hacías cosas que no tocaban. Robos, ....

Los padres me ayudaron durante el proceso siendo muy estrictos y siguiendo 100% los consejos de los terapeutas y los educadores. Se mantuvieron firmes al chantaje emocional y se vendieron el piso y compraron un terreno más lejos para hacernos una casa en otro ambiente

He aprendido a ser persona, a respetar y ver futuro. Me siento una abuela entre la gente de mi edad que no han madurado o no dan importancia a cosas que yo ahora sí que valoro. A los chicos que se encuentren en una situación así les diría que soliciten ayuda de profesionales, no de colegas.

Joan

 

Necesitaba ser siempre el que más destacaba en todo y quería gustar a los demás. Quería hacer cosas que no me tocaban a mi edad. Tenía la necesidad de hacer cosas que estaban mal para poder decir que las había hecho. No me conocía a mí mismo. Despreciaba a todo aquel que me decía quelo que hacía estaba mal o me intentaba ayudar. Llegué a hacer robos, agresiones, enfrentarme con mis seres queridos, drogarme .... Me sentía muy vacío, sentía que estaba perdiendo el tiempo pero tampoco quería hacer otra cosa.

Creo que me llevó a esta situación la mezcla de mi temperamento con las malas compañías.

Cuando estás así, nadie mira de ponerse en tu lugar y buscar una solución a la medida de tu problema personal. No se dedican fondos a ello. Los psicólogos, más que intentar que tú te descubras y te entiendan, tratan de hacerte adaptarse a la sociedad, al papel o estereotipo que buscan.

Mis padres tuvieron un papel importante en mi recuperación. Sentía que tenía algo que me recordaba como estaba antes. Cuando me venían a ver me daba cuenta que la vida seguía igual fuera y me sentía apoyado porque sabía que cuando saliera estarían allí.

Al terminar el proceso lo peor era la soledad. Tener un hobbie y amigos. Me sentía muy desubicado. No sabía hacia dónde tiraría. Yo mismo me privaba de muchas cosas. En parte para prevenir pero me pasé de la raya de rigidez.

El proceso me ha ayudado a saber cómo soy, conocerme y gestionarme. Aprender a relacionarme de manera sana con los demás y luchar por lo que quiero y no tirar la toalla a la mínima.

A los que se encuentren en esta situación les diría que busquen alguien que les pueda ayudar en quien apoyarse y por más difícil que se les haga, escuchar la vocecita que te dice lo que está bien o mal porque todos lo sabemos.

A los padres de los chicos que han hecho un proceso terapéutico les diría que lo mejor que pueden hacer es apoyarlo, pero también dejarle su espacio, supervisarlo discretamente (al principio), intentar facilitarle las cosas a nivel de respetar los momentos en que esté abrumado estando allí pero sin añadir más carga.

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