La conciencia sobre importancia de saber gestionar las emociones es relativamente reciente. Durante años y años, las personas han funcionado con automatismos y creencias transmitidas de generación en generación. Creencias basadas en juicios sobre lo que es bueno o malo, algo generalmente condicionado por la tradición religiosa de cada sociedad. Sin cuestionarse si esta forma de funcionar ayuda a avanzar a la vida o, entorpece el crecimiento personal. Con este "mapa mental" instalado desde pequeños, cada uno construye sus mecanismos de actuación, basados en lo que piensa que "es correcto", a pesar vaya contra sus sentimientos. Cada sentimiento nace de una emoción, y todas las emociones son lícitas, pero no podemos permitir que nos condicionen la vida y nos quedamos atrapados en una emoción nociva. Cuanta más rigidez mental tenga la persona, más le costará modificar su "mapa mental" de manera que favorezca su desarrollo personal y, en última instancia, su felicidad.
Es muy importante enseñar a los niños a identificar y gestionar las propias emociones para que, durante la época de confusión que transitarán en la adolescencia, tengan herramientas para tomar decisiones con la mayor proporción posible de racionalidad, sin que las emociones los lleven a tomar peores decisiones. Cuando hay un trastorno de la conducta, hay una gran dificultad para reconocer y modular las propias emociones, y eso les complica mucho la vida. Cuando el adolescente presenta conductas de riesgo y necesita un acompañamiento terapéutico, a menudo hay un trabajo multidisciplinar que permita valorar la necesidad de ayuda farmacológico y, por otra parte, enseñe herramientas de educación emocional. Herramientas que todos deberíamos incorporar a lo largo de la vida, y que muchos aún no han conseguido a la edad adulta. Una buena emocional pasa por 8 etapas:
Identificar la emoción y expresarla. ¿Qué sientes? Por ejemplo, tristeza, frustración, rabia ..
Identificar la causa de la emoción. ¿Por qué lo sientes? P.e. por exceso de perfeccionismo, por no aceptar lo que piensa el otro, ....
Analizar los pensamientos que influyen sobre las emociones
Pensar en la mejor manera de expresar lo que sientes
Preguntarte qué quieres conseguir expresando lo que sientes
Regular la intensidad de la emoción que sientes. Si la emoción es muy intensa no se puede sostener demasiado tiempo.
Hacerte auto-responsable de tus decisiones y acciones, de cómo utilizas tu tiempo, de las relaciones que estableces, de cómo te tratas y tratas a otros..y, por tanto, asumir las consecuencias.
Trascender los obstáculos mentales que no nos permiten superar nuestras dificultades y gestionar las emociones de forma que nos ayuden a lograr nuestros objetivos. Cuando una persona quiere hacer algo, encuentra el momento y la manera de hacerla. Cuando no quiere hacerla, a pesar sepa que le conviene hacerla, encuentra excusas del tipo "ya lo haré más adelante", "es muy difícil", "yo soy así", "no es tan necesario" ... Las excusas sirven para posponer una decisión o una acción que sabemos que tenemos que tomar. Detrás hay miedo al cambio. Son una herramienta de auto-protección, de evitación para no afrontar lo que nos incomoda, para quedar bien ......... Para ayudar a la persona a superar sus excusas, hay que plantearse cómo podría ser la su vida si no se las pusiera, qué verdad se esconde detrás la excusa, ... en definitiva, modificar los pensamientos erróneos.
Para poder ayudar a nuestros hijos a llevar a cabo este proceso, primero debemos ser capaces de hacerlo nosotros. Las palabras se las lleva el viento y las acciones son las que hablan de nosotros y, las que sirven de ejemplo a nuestros hijos. Ayudarnos para ayudar. Ayudarnos para ser felices y hacer felices a los demás. El reto vale la pena.
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